Mantener un régimen adecuado de consumo de agua es importante para varios sistemas corporales, incluido el apoyo a la función articular. El agua constituye una parte importante del líquido sinovial que rellena las cavidades articulares y las mantiene en buen funcionamiento reduciendo la fricción entre los huesos.
Una ingesta adecuada de agua ayuda a mantener el volumen correcto de líquido sinovial, lo que a su vez facilita el movimiento articular. Cuando el organismo no ingiere suficiente agua, puede producirse una disminución del volumen de líquido, lo que aumenta la tensión en las articulaciones e incrementa la fricción.
Además, el agua interviene en los procesos nutricionales de los tejidos articulares. Transporta nutrientes a las articulaciones y ayuda a eliminar de ellas los productos de desecho metabólicos, lo que contribuye a normalizarlas y a facilitar el movimiento. El consumo regular de agua pura favorece un metabolismo eficaz en los tejidos articulares.
La cantidad óptima de agua que debe consumirse al día puede variar en función de las necesidades individuales, el estilo de vida y el nivel de actividad de cada persona. Por término medio, se recomienda beber entre 1,5 y 2 litros de agua pura al día.
Para facilitar la ingesta, conviene acostumbrarse a empezar el día con un vaso de agua en ayunas y beber agua regularmente a lo largo del día, en lugar de esperar a tener sed. De este modo se mantendrá un nivel adecuado de líquidos en el organismo y se contribuirá al funcionamiento normal de las articulaciones.